Un monumento situado extramuros de la ciudad monumental. Accedemos a través del arco de Mazarelos, uno de los pocos restos de la antigua muralla que protegía la ciudad y que era conocida como la “Porta do Viño” porque a través de este acceso llegaban los vinos de la comarca de O Ribeiro y que eran muy apreciados por los canónigos de la ciudad.

El convento se fundó en 1671 por el Arzobispo Antonio Girón, cuyos restos reposan en su iglesia. En su fachada neoclásica, flanqueada por pilastras corintias, destaca un relieve de la Anunciación, obra del escultor barroco Mateo de Prado.

Las religiosas que ocupan este convento viven en régimen de clausura.